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María Elena González Cares: “Gracias a esta operación, a mi hermana le queda mucha vida por delante”

Una cirugía de recambio de válvula aórtica de alta exigencia fue realizada por el equipo de Cirugía Cardiaca de Clínica Biobío, logrando que Elsa González pudiera recuperar una vida activa.

Tres meses y medio estuvo internada en el hospital de su ciudad, Elsa González Cares (69), tras ser diagnosticada de estenosis aórtica severa, cuya única solución era quirúrgica.

Su hermana, María Elena, relata que fue en un control, a mediados de 2023, que le pidieron hacerse un ecocardiograma, tras comentarle a su médico tratante que estaba teniendo dificultad para respirar y una invalidante sensación de agotamiento.

“Ella se controlaba hace un par de años por un soplo al corazón, pero fue en 2023 que comenzó con estos síntomas tan preocupantes y que aumentaron mucho en poco tiempo… Siempre se sentía cansada. Caminaba 10 metros y le faltaba el aire. Incluso, algo tan simple como subirse a un auto, la dejaba agotada”, recuerda.

Al volver con el resultado del examen donde su doctora en el hospital inmediatamente fue ingresada al sistema GES, además le pidió nuevos exámenes y, finalmente, la hospitalizaron a la espera de confirmar una fecha para realizar una cirugía cardiaca. “Fueron meses difíciles, de mucha carga emocional, siempre con miedo a lo que pudiera pasar porque nos dijeron que estaba tan grave que el pronóstico era muy desalentador”, se emociona al recordar María Elena.

La gravedad del cuadro estaba dada por su diagnóstico: estenosis aórtica, patología que conlleva el estrechamiento de la válvula que va hacia la aorta, lo que provoca reducción del flujo sanguíneo desde el corazón hacia todo el cuerpo, por lo que, de no tratarse, puede provocar la muerte.

Sin poder acceder a la cirugía que necesitaba, Elsa fue derivada a un segundo prestador GES. Fue así como llegó a Clínica Biobío.

“El 11 de octubre trasladaron a mi hermana en ambulancia desde Lautaro a Concepción para que la viera el cirujano cardíaco. Yo también viajé para acompañarla, y le explicamos al doctor que éramos Testigos de Jehová, y que nuestra religión no nos permitía recibir ningún producto sanguíneo, lo que implicaba no usar transfusión durante la cirugía”.

María Elena recuerda que el doctor estudió el caso y que, en conjunto con el médico anestesista, decidieron operarla, pero solo luego de que Elsa se sometiera a un tratamiento farmacológico que conseguiría que su cuerpo perdiera menos sangre durante la intervención. “Mi hermana volvió al Hospital de Lautaro, y allí durante dos semanas la prepararon siguiendo las instrucciones del anestesista de la Clínica. Luego le hicieron exámenes para ver si el tratamiento había conseguido el resultado esperado y, al comprobar que sí, la trasladaron a la Clínica para por fin operarla el 29 de noviembre”.

La cirugía de recambio de válvula aórtica es una técnica catalogada como mínimamente invasiva, que consiste en implantar la nueva válvula cardíaca dentro de la que está dañada, a través de un catéter introducido generalmente por punción de la arteria femoral.

En el caso de Elsa, a pesar de los cuidados extra que debieron tenerse en consideración a su postura religiosa, el procedimiento resultó todo un éxito. Tanto que, tras dos días en la UCI, fue llevada a sala y al siguiente día ya podía caminar, y hasta subir y bajar escaleras.

“Estábamos felices de ver que recién operada ya podía movilizarse sin problemas… A mi hermana incluso le cayeron las lágrimas de la emoción de acordarse que hacía mucho tiempo que no podía hacerlo”.

El 6 de diciembre, Elsa fue dada de alta con la instrucción médica de mantenerse activa y a la espera de, en pocos meses, volver hacer una vida completamente normal.

“En Clínica Biobío encontramos un equipo médico espectacular, dispuesto a operar a mi hermana respetando sus creencias. Gracias a esa intervención, a mi hermana le queda mucha vida por delante… Por eso, agradecemos a la Clínica, que autorizó la operación en estas circunstancias; al director de la Clínica, a quien le agradecí personalmente, y al equipo médico de Cirugía Cardíaca, de gran capacidad y expertise… También al personal de la UCI, muy amables y siempre atentos al cuidado de cada uno de los pacientes, a las enfermeras, los TENS y a todo el personal, que nos brindó una muy buena atención”.



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